La propaganda de Guerra

propaganda de guerra

¿Qué es la propaganda de guerra?

“La eficacia de una propaganda política y religiosa depende esencialmente de los métodos empleados y no de la doctrina en sí. Las doctrinas pueden ser verdaderas o falsas, pueden ser sanas o perniciosas, eso no importa. Si el adoctrinamiento está bien conducido, prácticamente todo el mundo puede ser convertido a lo que sea.” Aldous Huxley

 

Son muchos los teóricos y muy diversas las formas en las que se ha definido qué es la propaganda. Matizaciones aparte, podríamos establecer como denominador común que la propaganda es  «el acto o efecto de propagar o difundir una idea, opinión o doctrina». 

Propaganda ha habido y habrá siempre. Y propaganda en tiempos de guerra, también.

La práctica más utilizada durante los siglos pasados fue lo que se conoce como “atrocity propaganda”, que básicamente se centraba en exacerbar las acciones del enemigo y aminorar los errores propios. Si además creamos la ilusión de que el enemigo es un peligroso monstruo que come niños y nosotros somos la víctima que nos defendemos, mejor.  

La historia nos deja numerosos ejemplos de atrocity propaganda a lo largo de la historia:  los bárbaros persas contra los pobres griegos, los genocidas españoles contra los bienintencionados protestantes, los demonios rojos en la guerra civil española…

Si bien es verdad que el uso de la propaganda en tiempos de guerra no es nada nuevo, el concepto contemporáneo de propaganda de guerra tiene su origen en la I Guerra Mundial. Acerquémonos al concepto de propaganda de la mano de dos teóricos de la misma, uno de la I Guerra Mundial y el otro de la IIGM

 

Arthur Ponsonby y la propaganda de guerra

“Cuando se declara la guerra, la verdad es la primera víctima”. Arthur Ponsonby

 

Arthur Ponsonby (1871-1946) fue un conocido político, activista social y escritor británico del siglo XX. 

De entre los muchos temas que estudió, abordó la propaganda bélica en su obra “Falsedad en tiempos de guerra. Mentiras propagandísticas de la Primera Guerra Mundial”, que como su propio nombre indica, va destapando diferentes mentiras propagandísticas y explica por qué la mentira es habitual durante la guerra. 

Como estudioso del tema, Ponsonby resumió las que para él eran las premisas más importantes de la propaganda bélica en diez puntos tan simples como certeros. Seguro que el lector encuentra familiares más de uno de los siguientes puntos.

 

Decálogo de la propaganda de guerra:

  1. “Nosotros no queremos la guerra”.
  2. “El enemigo es el único responsable de la guerra”
  3. “El enemigo es un ser execrable”
  4. “Pretendemos nobles fines”
  5. “El enemigo comete atrocidades voluntariamente. Lo nuestro son errores involuntarios”
  6. “El enemigo utiliza armas no autorizadas”
  7. “Nosotros sufrimos pocas pérdidas. Las del enemigo son enormes”
  8. “Los artistas e intelectuales apoyan nuestra causa”
  9. “Nuestra causa tiene un carácter sagrado, divino, o sublime”
  10. “Los que ponen en duda la propaganda de guerra son unos traidores”.

 

Principios de Propaganda política de Goebbels:

“La propaganda funciona mejor cuando los que están siendo manipulados están seguros de que están actuando bajo su propia voluntad.” Joseph Goebbels

 

Se le atribuyen a Joseph Goebbels , ministro de propaganda nazi y una de las figuras clave del ascenso del nazismo al poder, los principios de la propaganda. Cabe mencionar que estos principios se han sacado textualmente del libro Así se domina el mundo de Pedro Baños.

  • Simplificación del enemigo único: adoptar una única idea, un único símbolo. Individualizar al adversario en un único enemigo.
  • Método de contagio: reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo. Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.
  • Transposición: cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo al ataque con el ataque.
  • Exageración y desfiguración: convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.
  • Vulgarización: toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa por convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental que realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión, escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar.
  • Orquestación: la propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y hay que repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas.
  • Renovación: hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que, cuando el adversario responda, el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de las acusaciones.
  • Verosimilitud: construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o informaciones fragmentadas.
  • Silenciación: acallar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen al adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.
  • Transfusión: por regla general, la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales. Se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en sentimientos primitivos. 
  • Unanimidad: llegar a convencer a muchos de que piensan como todo el mundo, creando impresión de unanimidad.”

 

 

No es difícil encontrar similitudes entre la teoría propagandística de Goebbels y el juego político que vivimos hoy en día, tanto de un lado como de otro. Y, de ser así, ¿por qué se parece tanto la propaganda nazi a la de algunos partidos políticos en la actual España democrática? ¿La comunicación no debería ser diferente durante períodos tan convulsos como los previos a la Segunda Guerra Mundial y los periodos de paz? y lo más importante ¿acaso no se han estudiado los riesgos que acarrean estrategias tan agresivas para todos los ciudadanos? 

 

No hay duda de que tanto los medios como la forma de comunicación han cambiado mucho desde la segunda guerra mundial. La tecnología nos brinda infinidad de posibilidades para obrar bien… o mal. 

Machine learning, inteligencia artificial, big data, computación cuántica o cámaras de reconocimiento facial son algunos ejemplos de desarrollos tecnológicos que pueden suponer grandes avances para todos y también para la propaganda y en control. Dependerá del uso que se le de. Lo que está claro es que sería lo más próximo a un sueño húmedo de los totalitarios del siglo pasado

¿Y por qué a día de hoy se siguen utilizando las mismas premisas que describen Ponsonby o Goebbels? Porque funcionan. Así de simple.

“Uno de los rasgos más repugnantes de la guerra es que toda la propaganda bélica, todos los gritos y las mentiras y el odio provienen siempre de los que no luchan” George Orwell

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