
“Nunca olviden que todo lo que Hitler hizo en Alemania era legal.” Martin Luther King Jr.
Muchas personas interpretan episodios oscuros de nuestra historia como una suerte de rara avis donde todos eran idiotas o se volvieron locos. Sin duda esta es una interpretación simplista que no atiende a los datos historiográficos y, probablemente, encierre algo de egocentrismo; ya que suelen hablar de manera despectiva como si a ellos nunca les pudiera pasar lo mismo.
Esta forma de analizar episodios históricos complejos choca de bruces contra la realidad en cuanto comparamos y estudiamos las cosas con más detalle. Probablemente uno de los mejores ejemplos lo encontremos en la Alemania de los años treinta.
Antecedentes previos al Tercer Reich
“La eficacia de una propagandapolítica y religiosa depende esencialmente de los métodos empleados y no de la doctrina en sí. Las doctrinas pueden ser verdaderas o falsas, pueden ser sanas o perniciosas, eso no importa. Si el adoctrinamiento está bien conducido, prácticamente todo el mundo puede ser convertido a lo que sea.” Aldous Huxley
A pesar de que este post trata sobre las claves del ascenso del nazismo, es importante explicar que para conseguir manipular a una nación, no vale solamente con una estrategia de manipulación de masas bien diseñada, también debe darse el contexto idóneo para que esto ocurra.
Muchas personas escuchan hablar sobre propaganda y automáticamente piensan en Goebbels. Si bien los nazis fueron auténticos maestros en este campo, sus gemelos de Siberia fueron pioneros en este campo. El uso de la propaganda y la confusión de masas por parte de los bolcheviques -“agitprop” fue el término utilizado por Lenin- fue utilizado de manera magistral e incluso muy superior a otros totalitarismos con figuras habitualmente desconocidas como Willi Munzenberg (1889 – 1940) -solo fíjate en la buena prensa internacional que sigue teniendo el comunismo respecto a su familiar alemán-. Pese a todo, popularmente se sigue tomando como referente de manipulación al nacionalsocialismo alemán, probablemente porque estos consiguieron llegar democráticamente al poder.
No se puede negar que los nazis hicieron un excelente uso de la manipulación masiva para obtener el poder democráticamente, a pesar de haber probado un golpe de estado diez años antes. Muchos de los resultados de esta manipulación se pueden atribuir al Ministro de Propaganda, Joseph Goebbels (1897-1945).
Sin embargo, influyeron muchos otros factores, como el impacto social y económico del Tratado de Versalles y el colapso de 1929, el milagro económico alemán de la década de 1930, el alto gasto público de los nazis, su economía basada en precios y acuerdos salariales, la oposición política… sin duda fueron muchos los factores de peso que influyeron a la hora de que el pueblo alemán eligiese a Hitler como su líder en las elecciones de 1933 y, cuya simpatía por él, no menguase hasta que el pueblo alemán empezó a pasar hambre debido al descomunal gasto militar y las trágicas consecuencias de la guerra.
Ciñéndonos al tema que nos ocupa, la propaganda nazi buscaba influir en el inconsciente de las masas, utilizando argumentos y discursos dirigidos a sus emociones y sentimientos, respaldados por un gran espectáculo y dejando de lado los argumentos racionales. Veamos algunos aspectos de la psicología de masas:
Tres claves de la propaganda nazi
LA IDEOLOGÍA NACIONAL SOCIALISTA ALEMANA:
“La masa cede, ante todo, al poder de la oratoria” Adolf Hitler
Hitler se basó en la superioridad de Alemania como una de las potencias históricas de Europa y en las abusivas cláusulas impuestas a este país en el Tratado de Versalles como base de su estrategia de manipulación, creando así la idea de un nuevo y prometedor futuro para los alemanes: el Tercer Reich.
Se denomina Tercer Reich porque dicen ser herederos del Sacro Imperio Romano Germánico (Primer Reich) y del Imperio Alemán de 1871 (Segundo Reich), por lo que tomarán parte de la simbología del Imperio Romano como forma de asociarse a dicho periodo. Como ejemplo podríamos citar los desfiles, el saludo o el águila imperial, combinándola con los colores vivos y estimulantes como el rojo, el negro y el blanco. Combinado con esto se ensalza la figura de un líder (führer) que goza de carisma y prestigio entre las masas.
DESFILES Y MÍTINES POLÍTICOS:
“La propaganda funciona mejor cuando los que están siendo manipulados están seguros de que están actuando bajo su propia voluntad.” Joseph Goebbels
Los desfiles militares multitudinarios como forma de mostrar su poder lo toman de los romanos, aunque los nazis cuidaron su escenificación mucho más con uniformes, banderas y pancartas gigantes.
También eran sumamente minuciosos con la escenificación de sus mítines: colocación del atril por encima del nivel de la masa, la iluminación parte del orador y se difumina a medida que se aleja de él, banderas gigantes a los extremos del escenario y la figura del líder sobre todos los asistentes… todos estos son factores orientados a impresionar el inconsciente de las masas.
En cuanto al discurso, hay que señalar que Hitler es considerado como uno de los mejores oradores de su siglo, en cuyos discursos abundan las referencias históricas, bélicas y antagónicas, orientadas estimular las emociones, la imaginación y el inconsciente.
EL USO DE LOS MEDIOS:
“El éxito de un anuncio, así sea comercial o político, se debe a la persistencia y asiduidad con que se emplea.” Adolf Hitler
Otra de las características de la propaganda nazi es el uso de eslóganes cortos y sencillos, repetidos hasta la saciedad por todos los medios posibles. Es habitual pensar en los clásicos carteles propagandísticos de la época con colores vivos y mensajes directos. Sin embargo, y al margen de los carteles, la Segunda Guerra Mundial tuvo dos armas propagandísticas por excelencia y los nazis supieron utilizarlos de manera increíble.
El cine fue una de las grandes revoluciones en el mundo del entretenimiento, de la comunicación y, especialmente, la propaganda. La creación de películas permitió confeccionar una sociedad acorde a los valores, los intereses y los miedos de los dirigentes. Goebbels ensalzó la historia nacional, las grandes gestas bélicas, los enemigos históricos, el espíritu del pueblo alemán y, cómo no, la raza. El mejor ejemplo probablemente sea “El triunfo de la voluntad” de 1935.
La radio, por su parte, les permitió introducir sus mensajes directamente en los hogares utilizando los mecanismos tan característicos de persuasión, repetición y contagio. Tan claro tenían la importancia de la radio que, desde 1935, el régimen repartió radios pagadas a decenas de miles de operarios al año. Además de coches y vacaciones en el extranjero.
Esperamos que te haya gustado este breve post sobre las claves propagandísticas del ascenso al poder de los nazis y, si eras de los que pensaba que los alemanes contemporáneos debieron ser locos o imbéciles para apoyar semejante movimiento, que hayas observado que existen ciertos demagogos con los conocimientos, las capacidades y los medios necesarios para manipular a un país en función de sus intereses.
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