Censura en los medios de comunicación

censura en los medios de comunicación

EL PROBLEMA DE LA PUBLICIDAD y la financiación de los medios:

“UNA PRENSA CÍNICA, MERCENARIA Y DEMAGÓGICA PRODUCIRÁ UN PUEBLO CÍNICO, MERCENARIO Y DEMAGÓGICO”. JOSEPH PULITZER

Son muchos los periodistas independientes que señalan que la libertad de expresión en los medios de comunicación se acabó con la digitalización de los mismos.

Al no recibir ingresos por la venta de periódicos físicos, los medios de comunicación digitales se financian casi exclusivamente de la publicidad que reciben, ya sea empresarial o institucional. Es por ello que rara vez -por no decir nunca-, veréis que los medios saquen alguna noticia comprometedora de las empresas que lo financian.

Además de los 15 millones de euros que el Estado dio a los medios en uno de los momentos más drásticos de la pandemia durante el confinamiento -recordemos a los médicos, sin material sanitario, protegidos con bolsas de basura-, también tuvimos la desgracia de ver cómo todos los principales medios de comunicación mostraban la propaganda del gobierno en todas sus portadas. Con esta acción, al más puro estilo de la Cuba Castrista, amanecimos con todas las portadas de los principales periódicos copadas con la propaganda y eslogan del gobierno: “Juntos salimos más fuertes.”

Dejando a un lado las obvias prioridades sobre a dónde debería ir destinado el dinero público, el gobierno paga con nuestros impuestos su propaganda para mantenerse en el poder, para aminorar su mala gestión y para distraer a las masas de lo verdaderamente importante. Este suceso debería preocuparnos, ya que sin la libertad de prensa -el “cuarto poder” en democracia- y con eslóganes populistas, avanzamos a pasos agigantados hacia un estado totalitario. Al respecto, recomendamos escuchar la opinión de una persona que sufrió el totalitarismo comunista en sus carnes y cómo se parece lo que ocurrió en su país con lo que está pasando actualmente en España.

Por si la independencia de los medios de comunicación respecto al poder político no estuviese suficientemente en entredicho, el gobierno invertirá 100 millones de los contribuyentes en “publicidad institucional”-propaganda ideológica y sumisión mediática que pagan con nuestros impuestos-.

De esta forma, los medios de comunicación cuidarán mucho el tipo de información que ofrecen en las portadas, así como de poner sus medios al alcance del gobierno de turno para señalar a disidentes y, si fuera necesario, proceder a una estigmatización coordinada y muerte civil.

Para un estudio en profundidad sobre cómo funcionan los medios de comunicación en España y su independencia respecto a poderes políticos y económicos, recomendamos el libro “El Director” de David Jiménez, antiguo director de El Mundo, donde cuenta los entresijos del periodismo español y la manipulación mediática.

Tipos de censura en los medios de comunicación

CENSURA EN PROGRAMAS TELEVISIVOS DE GRAN AUDIENCIA:

“SILENCIAR UNA OPINIÓN ES ROBAR A LA HUMANIDAD PORQUE, SI ESA OPINIÓN ES VERDADERA, SE ROBA A LA HUMANIDAD UNA VERDAD, Y SI NO LO ES, SE ROBA A LA VERDAD LA MAYOR FUERZA QUE HUBIESE OBTENIDO GRACIAS AL CHOQUE Y LA COLISIÓN CON EL ERROR.” JOHN STUART MILL

 

Ya hemos visto qué papel jugarían los realities y este tipo de programas en las estrategias de manipulación mediática de Timsit – ”ser inculto es más moderno”- pero, además de promover la incultura, también es un buen mecanismo para censurar opiniones disidentes y ofrecer ejemplos morales a la masa.

En términos de manipulación de masas, el principal objetivo que tienen estos programas es su gran efecto adoctrinador y ejemplarizante, donde se educa a las masas sobre qué es aceptable y qué no. Qué discursos se deben repetir machaconamente y cuáles deben ser sometidos y silenciados al momento.

No nos vamos a explayar mucho en este tema ya que lo consideramos bastante evidente y, lamentablemente, los ejemplos de superioridad moral abundan en estos programas. Uno de los más significativos es el de un presentador de programas de corazón -que no tiene ningún reparo en admitir públicamente que su programa está dirigido a “rojos y maricones”- quien, antes de que actuase de una forma tan abiertamente totalitaria, ya había dejado algunas perlas sobre lo que podemos opinar o no.

 

En este mismo programa de televisión, en una entrevista donde someten a un personaje polémico a un polígrafo, el entrevistado expresa respetuosamente su opinión sobre la homofobia y, como al entrevistador no le gusta, le corrige al tiempo que abandona el programa profundamente indignado:

“No se puede tolerar este discurso. Lo siento pero hay cosas que no… hay cosas que son delictivas (…) se vivía mejor en las cárceles, al menos gente como tú, sí.”

Con el consiguiente aplauso de la audiencia, que ratifica el “heroico comportamiento” del personaje televisivo. Un presentador, que debería ser más educado con los invitados de su programa, ofrece clases a toda su audiencia sobre lo que se puede y lo que no se puede tolerar. Todo un ejemplo de tolerancia y libertad de expresión.

Al final, este tipo de situaciones suelen acabar con argumentos tan simples como: qué sabrás tú de X si eres Y; la vieja estrategia del polilogismo de Karl Marx -término acuñado por Ludwing Von Mises-, donde se presupone que cualquier persona que no pertenezca a un determinado grupo o minoría -proletariado, mujeres o comunidad gay, por ejemplo- carece de la experiencia y el conocimiento necesarios para poder criticarlo.

 

CENSURA EN LOS DEBATES:

“LA VARIEDAD DE OPINIONES SIEMPRE ES BUENA PORQUE O TRAE UNA NUEVA VERDAD, U OBLIGA A LA VERDAD A COMPETIR Y HACERSE MÁS PROFUNDA Y CONVINCENTE.” JOHN STUART MILL

 

Muchas tertulias políticas son auténticos ejemplos de la falta de pluralidad y tolerancia que existe en numerosos medios de comunicación de nuestro país, así como de la priorización -y politización- de los sentimientos y argumentos demagogos frente a explicaciones racionales basadas en datos objetivos.

Debido al elevado número de debates con escasa pluralidad que hemos visto -donde tendrían que primar la pluralidad y la razón-, hemos agrupado algunas técnicas de manipulación meduática que son comunes en diferentes programas. La estrategia podría dividirse de la siguiente forma:

 

  • SUPERIORIDAD NUMÉRICA

Se buscará favorecer un mayor número de contertulios afines a las ideas que quiera propagar el medio en cuestión, frente a los tertulianos con otros planteamientos u opinión propia. El objetivo es tener invitados con diferentes planteamientos aunque el número de los mismos varíe considerablemente, buscando una apariencia de pluralidad.

 

  • PREGÚNTAME LO QUE QUIERAS, QUE YA TE CONTESTO YO LO QUE ME DÉ LA GANA

Independientemente de lo que se pregunte, la respuesta será el discurso propagandístico aprendido desde casa -exactamente igual que la mayoría de los políticos-.

 

  • MEJOR SENTIMIENTOS QUE DATOS

Como buenos manipuladores de masas, estos personajes buscan influir en las emociones de los televidentes antes que en la razón. En lugar de aportar datos y fuentes concretas que apoyen sus postulados, esta gente hace un uso bastante vulgar y evidente de la técnica de autoridad cuando les conviene (“como ha señalado Bruselas”) o del consenso (“como todos sabemos”, “como los ciudadanos han podido comprobar”, “como esta crisis nos ha demostrado”, “tal y como demanda la ciudadanía”…). Además del buenismo característico de la corrección política donde, de manera descarada, introducen en sus discursos palabras como niños, educación, pensionistas o sanidad en lugar de ir al fondo de los datos. De esta forma, crean la falsa idea de un consenso social para intentar autorizar argumentos sin ningún fondo.

 

  • FRENTE A ARGUMENTOS SÓLIDOS, INTERRUPCIONES CONSTANTES

En estos programas la educación de muchos tertulianos brilla por su ausencia. Cuando ven que el discurso de su oponente deja su estrategia de manipulación emocional en evidencia, los compañeros ideológicos interrumpen constantemente para evitar que termine su planteamiento y que cuaje en los televidentes.

 

  • SI TODO FALLA, OFÉNDETE E INSULTA

Si por la razón que fuese las técnicas anteriormente explicadas no surtieran el efecto deseado y el tertuliano con ideas políticamente incorrectas estuviera ganando el debate -o dejando en evidencia la falta de datos objetivos de sus adversarios-, los guardianes de la moral pueden optar por ofenderse profundamente por los planteamientos, el tono del contertulio o, directamente, realizar ataques personales con la intención de descalificar al oponente en vez de atacar sus argumentos, lo que se conoce como falacia ad hominem -muy común en los debates respecto al feminismo radical o ideología de género-.

Otra técnica bastante burda pero frecuente en estos debates es recurrir a la falacia de asociación. Sin ningún pudor, relacionan al tertuliano con personas, políticas o palabras que las masas tienen interiorizadas como negativas, ya sea desde comparar con Trump hasta la explotación laboral en Vietnam por los malvados empresarios neoliberales.

 

  • TODOS SOMOS IGUALES, HASTA EN LA VALIDEZ DE NUESTROS ARGUMENTOS

Otra trampa habitual en estos debates es la de querer equiparar la opinión de expertos y profesionales en una materia determinada con la de periodistas que, como mucho, son expertos en periodismo. Esto es muy habitual en los debates económicos, donde periodistas rebaten y niegan planteamientos que, sin exagerar, muchas veces se ve que no llegan a entender. No saber algo no tiene nada de malo, nadie sabe de todo, especialmente de materias tan técnicas como economía, medicina o derecho, por ejemplo. El problema viene cuando en vez de callarte, escuchar y aprender del que sabe, pretendes dar lecciones con las que solo confundes a la audiencia -recordemos que estos debates en televisión ayudan a formar la opinión pública- y evidencias tu ignorancia frente a cualquier persona con conocimientos al respecto.

Como llevamos argumentando a lo largo de esta crítica, la falta de datos y argumentos racionales, las interrupciones y la falta de objetividad bajan el nivel de los debates hasta el de un patio de colegio, donde es imposible escuchar nada entre gritos y el característico “y tú más”. Los principales damnificados de estas conductas somos los ciudadanos, a los que nos privan de datos y argumentos objetivos con los que poder formar una opinión propia.

 

EJEMPLOS DE MANIPULACIÓN DE MASAS EN LOS DEBATES TELEVISIVOS:

Seguro que el lector habrá pensado en ejemplos concretos a medida que leía las líneas anteriores. Por nuestra parte, vamos a señalar dos ejemplos rápidos que evidencian lo expuesto arriba: como ejemplo de experto que acude a platós de televisión para resolver cuestiones económicas tenemos a Juan Ramón Rallo, doctor en economía y licenciado en derecho -conocido internacionalmente, además de ser analista económico y tener múltiples publicaciones de carácter científico y otros libros publicados-, que acude a televisión para ser interrumpido incesantemente y recibir clases de economía por periodistas que si no suman con los dedos, poco les falta.

A la audiencia se nos priva de las reflexiones de una persona que, aún pudiendo estar más o menos acertado, aporta una visión crítica apoyada en datos. Por suerte, este autor tiene un canal de youtube donde analiza la actualidad política y económica sin que le interrumpan con argumentos emocionales y populistas.

 

Por otro lado, como ejemplo de corrección política, superioridad moral y uso manipulador de los sentimientos en debates o tertulias televisivas, ponemos el caso del inmigrante Bertrand Ndongo en un conocido plató de televisión.

En esta ocasión, los abanderados de la corrección política, tratan el tema de la inmigración masiva ilegal con Bertrand -de origen camerunés- y, como no les gusta su opinión y encima coincide en algunas de sus ideas con el partido demonizado por excelencia por los medios de comunicación, proceden a atacarle en evidente superioridad numérica y comunicativa -aunque hable especialmente bien el castellano, no es lo mismo debatir en tu lengua natal que en una extranjera-.

En todo un alarde de pluralidad, tolerancia y sinceridad frente a la manipulación de masas, estos periodistas nos dejaron las siguientes contestaciones a los argumentos de Bertrand:

“yo creía que no había sitio a la derecha de Vox y veo que todavía hay sitio. Me ha alarmado mucho el discurso… este elogio de socialismo de Franco”

“no es un argumento, es que eso no es un argumento. (…) usted necesita un argumento no un contraargumento”

“sin argumentos no se puede ir por la vida”

“entiendo que Bernard tiene un discurso de la hiperintegración porque él es el más integrado de todos los integrados y porque además, lo que está planteando es que se expulse fuera a los demás, pero no a él”

“yo creo que tú ves mucho la televisión y tienes un poco de cacao mental”

 

En resumen y sin extendernos más este ejemplo, invitan a un camerunés a contar su experiencia y dar su opinión sobre la inmigración masiva ilegal. Bertrand expone sus argumentos de la forma más clara y sencilla posible entre interrupciones constantes y, como no va acorde al discurso único sobre la inmigración ilegal, cinco periodistas sectarios e intolerantes le atacan incesante. Irrespetuosamente, aprovechan su superioridad numérica y acuden a falacias ad hominem tratando de descalificar sus argumentos, aludiendo a que no sabe argumentar.

Es decir, cinco periodistas blancos y occidentales, en un alarde de superioridad moral, pretenden dar clases sobre inmigración y racismo a un inmigrante camerunés. Estos periodistas “tan preocupados” con los inmigrantes, en vez de escuchar los argumentos de un inmigrante sobre su propia experiencia, le corrigen y le enseñan lo que debería decir, de una forma que podría rayar el racismo.

 

Conclusión sobre la censura en los medios

“Encuentro la televisión muy educativa. Cada vez que alguien la enciende, me retiro a otra habitación y leo un libro” GROUXO MARX

Vivimos horas bajas del periodismo mainstream. Todos los grandes periódicos están financiados por un determinado organismo público o grandes empresas privadas, lo que genera un conflicto de intereses entre el código deontológico del profesional y posible la información negativa que atañe a los anunciantes. Y esto es al margen de ideologías o partidos políticos. Cuanto más grande es un medio, mayor es su necesidad de financiación y mayores sus conflictos de intereses.

Los medios de comunicación son un pilar básico en el correcto funcionamiento de las sociedades democráticas. Si el pueblo no está correctamente informado y no dispone de una prensa independiente, no podrá tomar las decisiones que realmente le benefician, es por ello que los medios de comunicación son denominados el “cuarto poder en democracia”.

Lejos de vigilar al poder político e informar al pueblo de los abusos que se cometen, los medios contemporáneos protegen a los grandes poderes de la opinión pública. Han pasado a ser la opinión publicada en vez de la opinión pública. Aleccionan y adoctrinan en vez de informar.

¡Descubre nuestras camisetas de crítica social!

Dejar un comentario